sábado, 12 de mayo de 2007

Verano 2006/1








1) Arriba en el centro Casa de Campo de los Niskanen. 2) Ardilla en pleno centro de Washington, es una ciudad con mucha luz y muy verde. 3) Casa Blanca en pleno centro de Washington. 4) Abajo en el centro concentración ante el Capitolio.


Tras celebrar el Orgullo Gay con Ferxu, Pablo, Alicia, etc etc. Es decir, las Britneys, me cogí un autobús con destino Valencia, mi casa. Cada vez que vuelvo a Valencia es como volver a empezar… Se hace demasiado pesado. Pero lo bien que me tratan en mi casa al llegar me hace tener más ganas de ir con ellos. Ya lo he dicho; el verano para la familia. Otra cosa es Nochevieja o Semana Santa, fecha esta última que me gustaría poder aprovechar para viajar por Europa. Qué duda cabe que Europa es el centro de la cultura en todo el mundo, con países tan diferentes entre sí que sólo por eso vale la pena descubrir.

Nada más llegar a Valencia apenas tuve tiempo para adaptarme a su ritmo más tranquilo, para acostumbrarme cuando corriendo tuve que hacer las maletas con otro nuevo destino; Granada, la ciudad del palacio árabe más grande jamás construido; la Alhambra. Ciudad donde vive mi abuela. Ocasión para descansar tranquilamente junto con mi abuela y mi hermana en un ambiente tranquilo bien alimentado y tratado. Aunque ciertas “normas” no dichas pero sí establecidas son bastante estrictas. Al final lo mejor fueron las tardes tranquilas en las terrazas de las calles granadinas con ese encanto andaluz que las hace únicas. Da la sensación de estar a caballo entre el presente moderno y rápido y la tranquilidad del transitar del pasado… Con esas calles estrechas de piedra parece que se vuelve a otro tiempo. Ni qué decir tiene de la ropa que me compré allí y los helados que pude degustar. En quince días sólo salí de fiesta dos días y me lo pasé bien, aunque no tanto como aquí en Madrid.

Después de haber estado con mi abuela y con mi tío nos volvimos de nuevo a Valencia Elena y yo en un segundo viaje extenuante en autobús de 12 horas. ¡Horrible! Tras estar un día fue todo muy rápido, deshacer las maletas para volver a hacerlas con un nuevo destino para un mes; Estados Unidos. Gracias a las amistades que se ha forjado mi padre a lo largo y ancho del mundo he tenido la suerte de cruzar el “charco”. Como es costumbre colas y más colas para coger el avión y después de haber perdido casi la noción del tiempo, y digo casi porque hay que estar atentos a coger el avión, finalmente subimos a bordo. Nos reciben sonrisas “profident” en un tono amable y cordial. Y… rumbo a Washington. Fuimos invitados por la familia Niskanen (el hombre tiene una gran reputación que fue uno de los asesores económicos del presidente Ronald Reagan (1981-1989) durante su mandato) las dos primeras semanas de Agosto en su residencia que se sitúa en el centro de Washington a unas cuatro o cinco manzanas del Capitolio, es decir, de la cámara legislativa de Estados Unidos.

Cuando llegamos al aeropuerto cogimos un taxi con dirección casa de Niskanen. El conductor era de Afganistán y nos fue señalando los monumentos por los que pasábamos. El cementerio de Arlington cerca de Washington, aunque realmente pertenece al estado de Virginia desde 1847, en honor a los soldados norteamericanos muertos en guerra desde la Guerra Civil hasta la de Irak del 2003. Es el segundo cementerio más grande de Estados Unidos con 300.000 enterrados. También pasamos por el Pentágono, un edificio enorme que representa el poder militar de la primera potencia mundial: Estados Unidos.

Luego al llegar a la casa unifamiliar con una fachada preciosa entre roja y granate con un pequeñito jardín a la entrada nos recibieron los Niskanen. La casa tenía dos pisos y un trastero enorme muy bien arreglado para visitas con dos camas y un cuarto de baño, además de la bicicleta aeroestática que a Elena le gustaba a veces utilizar y la televisión con DVD. Los otros dos pisos se distribuían el primero con el salón y la cocina y el de arriba con dos habitaciones y otro cuarto de baño.

Aquella zona era muy tranquila y bonita. Cerca de la casa había un teatro donde me comentaban que allí hacían obras clásicas como Romeo y Julieta pero adaptadas a los tiempos que corren ahora en un restaurante de Nueva York. Los primeros días estuvimos de día visitando varios museos, como un museo de aviación donde había prototipos de aviones de la Segunda Guerra Mundial o cohetes lanzados al espacio, así como el primer aeroplano que cruzó el Atlántico. Estuvimos en una galería de arte y finalmente fuimos al Capitolio. Mi padre al ser mayor se cansaba fácilmente y se quejaba pero le acabamos convenciendo para visitar el Senado por dentro, la verdad es que imponía respeto… Era como estar en el corazón de la democracia, de la libertad. Frente a aquel edificio se dieron cita aquellas gloriosas manifestaciones en los años 60 contra la guerra de Vietnam o discursos memorables como el del asesinado Martin Luther King; “Tuve un sueño…”. En el senado sólo estaba presente el orador, el presidente y dos más, supongo que como aquí en España, es decir, la decisión según al partido que se pertenezca ya está tomada de antemano salvo contadas excepciones.

Uno de los días que fuimos al Capitolio había una manifestación de chinos en contra del tráfico ilegal de órganos que las autoridades permiten incluso ocultan en su país. Era curioso porque incluso hacían escenas como las figuras que vemos en el centro de Madrid por ejemplo el tipo del paraguas que hacen movimientos como máquinas.

La Cámara legislativa no sólo cuenta con el edificio del Capitolio sino también con edificios colindantes administrativos y una biblioteca. La biblioteca es la más grande del mundo con más de 160 millones de volúmenes traducidos en más de 460 lenguas. Al entrar en aquel edificio impresionante una señora mayor muy amable nos atendió y al saber que éramos de España nos recomendó visitar Nueva York. Yo encantado con la recomendación y mi padre cambiando rápidamente de tema. La mujer nos enseñó la sala central de la biblioteca y algunas partes del mismo edificio. Me quedé encantado… Se respiraba un silencio majestuoso como el faro de la cultura que representa. Al día siguiente visitamos un monumento en honor a los soldados muertos durante la Segunda Guerra Mundial y la Casa Blanca, situada para sorpresa mía, en pleno corazón de Washington.

Una noche los Niskanen nos llevaron a los monumentos que hay a lo largo del río Potomak en Washington del propio Washington, el general que liberó a Estados Unidos de Inglaterra, y de Lincoln. También nos fue contando la historia como un famoso discurso del presidente Lincoln que suprimió la esclavitud de Estados Unidos, el cual recibió un discurso primero echo por un asesor y en pleno viaje a Washington para hacerlo en tren lo tiró a la papelera y redactó en ese trayecto el discurso que quedaría en los libros de la historia.

También visitamos la casa de un amigo común de mi padre y Niskanen; Edward Lootwak, estratega militar de prestigio internacional que también publica artículos en el “New York Times”. Su mujer es artista y hace esculturas. Se veía que había una gran amistad entre la mujer de Niskanen y la mujer de Lootwak. Después los fines de semana íbamos a la casa de Campo de los Niskanen del siglo XVIII restaurada con un estilo clásico. Tenía pista de tenis, piscina, piraguas para el río que había al lado y caballos. Hicimos más de un día barbacoa.

Algún día hicimos visitas como a Ocean City donde me pude bañar en el océano atlántico por primera vez con unas olas increíbles y un frescor revitalizante. Aquella experiencia me encantó. Aquel pueblo a orillas del océano parecía una feria de julio lleno de gente con restaurantes, tiro a la diana y todo tipo de actividades de una feria. En medio de la playa había una noria gigante. También bajamos a un pueblo que había al lado de la casa de verano donde visitamos la biblioteca. Todo con un estilo precioso muy típico de película americana.

También aprovechamos Elena y yo para ir al museo de espionaje, algo bodrio la verdad. Me quedé decepcionado. Pero lo mejor fue el andar por las calles de Washington con ese estilo neoclásico norteamericano que como bien decía mi padre representaba el poder de la primera potencia mundial. También veíamos las tiendas y grandes almacenes con carteles luminosos fuera típicos de las películas americanas donde también podían anuncios publicitarios.

Después de aquella estancia de quince días fuimos a casa de Betty Tillman para pasar otros quince días. Betty es la secretaria de Buchanan con casi 80 años que desprende una vitalidad extraña en alguien de su edad. Primero fuimos a la Buchanan´s House situada en la universidad de aquel pueblo. La Buchanan´s House es una residencia construida para el propio Buchanan con el fin de hacer estudios de economía donde tiene también contratado a un surcoreano como su ayudante.

La casa tenía dos pisos, era de color amarillo y en el interior había en la entrada dos mesas para las secretarias, un salón, una cocina, un cuarto de baño, una habitación donde guarda los premios, como el premio nobel de 1986 o trajes como el de doctor Honoris Causa de la Universidad de Granada, que por cierto a veces se pone el sombrero y todo cuando nadie le ve.

Aquellos días estuvimos yendo de la casa de Betty Tillman al trabajo y viceversa. Tenía dos televisores enormes con los canales de televisión digital y para comer todo tipo de cosas para picar; entre ellos mis cereales favoritos; Honey Loops. Elena y yo estuvimos peleando para conseguir Internet y fue a través de Internet cómo preparé mi viaje a Nueva York.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Honney Loopedo me tienes!!!!!
menudo viaje y menudos contactos...
necesitas a alguien para llevar las maletas?
avisa ok?
:) jajajajajaja

Anónimo dijo...

Vaya vaya, el k dice que en el mundo hay muchas cosas por ver no mentia, aunke kizas sean demasiadas para verlas en una sola vida, das envidia eh!!! lo que daria yo por un viaje de esos, aunque weno, puestos a soñar, tiraria hacia Atenas, ya que lo relacionado con la epoca clasica me tira mas, aun asi, supongo k este viaje para ti a sido una experiencia unica, de esas que nunca se olvidan. Sigue viajando, pk a veces el mejor maestro que tenemos, es la experiencia k cae sobre nuestros pies, es decir, la que andamos nosotros :P