sábado, 12 de mayo de 2007

Esencia

¿Qué son los sueños sino un espejo deformado de nosotros mismos en el que poder mirarnos con orgullo? ¿Qué es la esperanza sino la fuerza interior que nos ayuda a levantarnos cada día? ¿Qué es el silencio sino nuestra paz interior? ¿Qué es el amor sino un fragmento de nosotros mismos y el desamor sino ese fragmento partido en mil trozos? ¿Qué es la vida sino el camino que debemos andar? ¿Qué son los amigos sino la brisa que nos empuja a seguir caminando con ganas? ¿Qué es un herman@ sino nuestras raíces como las del árbol que se agarra a ellas hasta en los peores momentos? ¿Qué son los padres sino la esencia de nosotros mismos, nuestros creadores y compañeros de viaje a la vez?

Una vida, un sueño a veces cumplido y otras truncado al chocarse con la cruda realidad. La vida está echa de jirones de esperanzas rotas llevándonos a una lucha interminable entre lo que queremos conseguir y lo que hemos conseguido. Vemos a través del cristal de la pantalla del televisor el espejo deformado que conforma nuestros sueños, vemos a través del ejemplo idolatrado de otras personas, de otras vidas esa parte que querríamos tener en nuestra realidad diaria. No vemos lo negativo del poder, sólo nos dejamos eclipsar con su luz que nos ciega para no ver qué hay detrás. De la misma manera nuestros prejuicios son ocultados por las capas hipócritas de nuestra sociedad. Razones sin fundamentos que estén basados en los valores que cada día hacen un poco mejor nuestra vida; amor, tolerancia, libertad, revolución…. Tender la mano a un amigo es una gran muestra del bien, es una pequeña revolución que hace levantarse al caído, al necesitado para juntos poder caminar el sendero pedregoso de la vida.

Nuestros miedos son nuestros peores enemigos, son las barreras que nos autoimponemos por no querer ir más allá, por tener miedo a volar y ser libres por si acaso nos estrellamos y la caída entonces sabemos que será peor… Pero si no intentamos volar con la ayuda de esa brisa, de ese soplo de aire fresco que son nuestros amigos nunca sabremos qué hay más allá de nuestros propios ojos. El árbol que nos ha dejado anidar es nuestro hogar acogedor y esas raíces que nos permiten sentirnos fuertes son nuestros hermanos –los naturales y los que la vida nos da como regalo a lo largo de ella- porque sabemos que siempre estarán ahí, que siempre tendremos a dónde aferrarnos cuando nos encontremos en un callejón sin salida.

Un amanecer, la brisa del mar, el ruido de la espuma al acariciar la orilla…. Ese momento mágico cuya luz nos regala una paz interior inmensa como el propio universo. Sentimos cómo los planetas giran y giran alrededor del Sol en una danza silenciosa al son de unas notas ocultas bajo el manto de la fría oscuridad que lo cubre todo. En el amanecer de un nuevo día esos rayos de Sol van descubriendo todas las partes ocultas bajo la noche como cuando amamos y somos correspondidos donde vamos y nos van descubriendo esa parte que no se puede vislumbrar en la fachada de nuestra sociedad. Contemplamos la magia de la vida con el baño de luces que la naturaleza nos ofrece cada mañana, vemos que el sentido de la vida está en eso, en lo que sentimos y vivimos.

Cada vez que vemos cómo un sueño se rompe al chocarse con la dureza de la realidad nace una esperanza del hueco más recóndito de nuestro corazón. Cada vez que hacemos que sonría alguien dibujamos un arco iris en los días grises y lluviosos de nuestra existencia. Cada vez que odiamos tiramos una pequeña parte de nosotros al abismo de la ignorancia. Cada vez que perdonamos nos reconciliamos con nosotros mismos al abrir nuestro corazón al amor. Cada vez que nos levantamos por la mañana andamos, disfrutamos un poco más de la vida. Al final la vida consiste en compartir; compartir momentos –risas y tristezas-, compartir experiencias, compartir nuestras ideas con los demás, compartir nuestro hogar que es al fin y al cabo la Tierra. Ésa es la esencia de la vida.

A ti, Elena, que me has permitido poder ver el valor de la familia, que me has ayudado a saber querer y perdonar. Porque contigo se lo que es tener un hermano y quererle. Por todos esos veranos que hemos pasado y seguiremos pasando juntos.

A ti, Silvia, porque desde el primer momento estuviste ahí conmigo para regalarme cada día una nueva esperanza. Porque tu amistad no conoce de fronteras ni de resentimientos. Por todos esos paseos céntricos que tantos buenos momentos me han hecho pasar. Por todos esos libros que me has recomendado, porque cada libro es un tesoro. ¿Sabías que ahora yo hago lo mismo, que cuando llega un cumpleaños regalo algo que se que va a gustar y un libro?

A ti, Ferxu, porque tu paciencia es el fiel reflejo de una amistad sólida basada en la comprensión del “otro”. Por todas esas charlas políticas y no tan políticas en Vázquez de Mella. Por todas las risas que hemos vivido juntos (ni qué decir tiene el primer año que en lugar de hablar sólo reía…).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

HolaaaSS!!

Joeee que bonito el texto me a gustado muchoo!!

escribes super biennn y muchas asias por dedicarmeloo!! eres un soletee!!
me esta gustando este blog. ahora voy a leer lo de estados unidos que me han gustado las fotitos, que mona la casita y que mona la ardilla dios!!

muchos besitos Luiss

Fertxu

Anónimo dijo...

wenaaaaas! asias x dedicarm este apartadooOo!cn mi fotiko y todo!jeje y tmb mu xulo el blog cn las fotos dl viajes a eeuu y todo,q recuerdos..jeje weno luis q tKiero un mnton y q malegro d q t vaya bn n madrid y a ver cuando voy pa alla pa q m acabes d nseñar la ciudad jeje weno q t vaya mubee y a ver cuando t vienes a vlc a saludarnos a papa y a mi valencianiko!q ns acordamos muuxo d tii!weno besos periodista ;) tQQ!