miércoles, 27 de junio de 2007

Y Chávez también estuvo con Aznar

Porque Chávez también estuvo en la Moncloa y entonces el PSOE no arremetió contra su gobierno por estar en connivencia con un líder tan populista. Porque la memoria es algo tan frágil que da la sensación que con un leve soplo de aire el viento se la lleva consigo… Pero las imágenes están ahí. Instantáneas que no pueden negar la fuerza de la realidad de los hechos. No existe la verdad de los hechos pero sí la realidad que tenemos que saber aceptar inspirándose en convicciones profundas como el valor de la igualdad o la justicia para mejorar ese día a día un poco más.

Hubo un intento de golpe de estado en Venezuela contra el gobierno salido legalmente de las urnas; el gobierno de Chávez. Entonces Aznar habló por teléfono con los golpistas y tuvo algunos gestos más que sospechosos en aquellos días intempestivos… Cuando el famoso golpe de Estado fallido en el 1982 cuyo protagonista más cantoso fue Tejero Estados Unidos se limitó a decir que era un “problema interno” de España y ni siquiera lo condenó… ¿Os imagináis que hubiera pasado si además de no condenarlo los líderes de EEUU hubiesen hablado por teléfono con los líderes de dicho golpe de Estado y hubiesen tenido gestos de acercamiento como si fuese un régimen legal cuando no era otra cosa que un maldito golpe de Estado? Pues la que se habría montado…

Estar en contra de un golpe de Estado contra Chávez cuando fue elegido por las urnas no es estar de acuerdo con él y con las decisiones que toma muy preocupantes como el cerrar un canal de televisión por ser crítico con él. Porque una de las cosas que no pueden faltar en una democracia es la libertad de información. No es estar con Chávez o contra Chávez, sino estar con lo correcto; la democracia. No es el lenguaje de la derecha de estás conmigo o estás, por ejemplo como dijo Aznar unos días después de dar el pésame a los socialistas por el asesinato de Buesa por parte de ETA, con los terroristas. Es la pluralidad de opiniones el cuarto valor en que se fundamenta nuestra Constitución, a la que no debemos nunca renunciar.

La libre opinión como valor fundamental es un garante de nuestros derechos y libertades como ciudadanos. Cuando se tiene ese derecho también se tiene el deber que le corresponde, es decir, una responsabilidad. Y cuando se tiene un poder como el que tiene el PP, que no es otro que el que le dan los ciudadanos libremente, su deber es el de ser coherente con aquello que dice y no engañar a los ciudadanos. Y ser coherente implica, por supuesto, ser consecuente con lo que uno hace y dice. En unas declaraciones de Polanco, jefe del grupo PRISA, éste afirmó que la imagen de las manifestaciones con las banderas del franquismo daba la sensación de que el PP quería volver a la situación que había antes de la Guerra Civil en España y que llevó a la misma. Pues bien, el PP boicoteó al grupo PRISA (Cadena Ser, El País…) porque se sintió ofendido con dichas declaraciones como si le hubiese llamado fascista.

Lo curioso es que después de dicho boicot Aznar afirmó, como sólo él sabe, que ZP con la ley de Memoria Histórica –que sólo busca resarcir a los perdedores de la Guerra Civil y condenar a una dictadura, la de Franco, que ayudó a Hitler facilitándole información de los movimientos aliados en el estrecho de Gibraltar o boicoteando buques italianos proamericanos- lo que desea es volver al drama de hace 70 años, es decir, a la Guerra Civil. O sea, es como si alguien me llamase gilipollas y yo le retirase la palabra enfadado y luego voy y llamo gilipollas a otro y encima quiero que me mantenga la palabra…. ¿Cinismo o estupidez? Creo que lo primero porque alguien que es estúpido no llega a presidente de un país como España.

También las declaraciones de Aznar sobre el alcohol y la broma sobre la publicidad de la campaña contra los accidentes de tráfico donde afirmaba que no quería que nadie condujese por él ni que nadie le dijera lo que tenía que beber denotan una forma de entender la política. Esta visión del papel del Estado es profundamente liberal, donde podríamos establecer los que entienden libertad como no-interferencia del Estado en nuestra libertad individual y los que la entienden como no-dominación sujeta a decisiones arbitrarias que no estén sujetas a un control democrático y de justicia –justo-. Esto último lo hemos podido ver en todas las dictaduras –y seguimos viendo-.

Ante todo pongo como valor primordial la libertad, es decir, la democracia. Pero la libertad de alguien tiene un límite; la libertad del de al lado. Y es basándose en este principio cuando alguien como yo, socialdemócrata, defiendo el deber del Estado en la interferencia en las libertades individuales sólo para poner esos límites necesarios que representan el respeto al “otro”, al que convive con nosotros y con quien tenemos que compartir, queramos o no, nuestra sociedad. La bondad por la bondad no es algo propio de las personas, es decir, siempre se espera un favor a cambio o una compensación por lo hecho, aunque sea poder sentirse uno mejor consigo mismo. Ya he puesto el ejemplo de las ONG´s, cuya labor positiva es inestimable, pero que tienen un horario de oficina por la seguridad y no llegan a lugares donde el ejército sí que llega por los medios. Ahí los soldados cumplen con un deber que le manda el Estado. Aquí el papel de los Estados según cómo actúen es fundamental.

Los accidentes de tráfico son una lacra de nuestra sociedad, y en muchas ocasiones se producen debido al alcohol o el exceso de velocidad. De ahí la importancia que el Estado sea implacable con los delitos de tráfico cuando se pone en peligro la vida de los demás. Si alguien se quiere matar muy bien, pero que NUNCA MATE A OTRA PERSONA POR SUS IMPRUDENCIAS. Por supuesto no aplicando la ley de manera excesivamente rígida y mirando con lupa cada caso.

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